La azucena de mar (Pancratium maritimum) tiene una flor muy hermosa y delicada que suele florecer en agosto por estas tierras gallegas.
 
No deja de resultarme paradójico que el ambiente donde desarrolla su vida sea la hiriente arena. Vive arraigada al ecosistema dunar, donde solo los más duros pueden prosperar.
Creo que un buen número de fotógrafos son como la azucena: personas muy sensibles que tienen que sobrevivir en una sociedad que no entiende lo dura que les resulta.
 
Desde pequeños aprenden a levantar una capa de duro cuero sobre los sentimientos que pueden mostrar al entorno, para protegerse. Cuánta razón tenía Azorín cuando decía:
“La sensibilidad levanta una barrera que no puede salvar la inteligencia.”
 
Creo que muchas fotografías se convierten en su forma de expresar lo que pasa por su alma ante la realidad que los rodea.
En la foto intenté transmitir estas reflexiones aprovechando unos nubarrones que llegaron justo en la puesta de sol y un flash.
___________________________
Macro de 60 mm a f/ 9,5 durante 1/125 s
Fondo subexpuesto en cinco pasos.
Flash a traves de difusor Lastolite de 75 cm
Procesada con Nik Color Efex y por zonas.
Trípode Leofoto LS-323C y rótula Leofoto LH-40PCL