Una de las cosas que más me gusta de la primavera es observar el despertar del campo de su letargo. Los helechos se desperezan de una forma muy elegante y sutil: desenroscándose poco a poco hasta llegar a donde la luz calienta su alma.
Nosotros, en demasiadas ocasiones, nos mantenemos obstinadamente en esa espiral. Pensamos de forma monótona en lo mismo, pero sin realizar ningún cambio, sin progresar como saben hacer los helechos.
Juzgamos con enorme superficialidad lo que casi nunca entendemos y el resultado lo explicaba muy bien el genial Séneca:
“Sufrimos más en la imaginación que en la realidad”.
La foto está realizada con un flash para suavizar las duras sombras que tenía el bonito día primaveral en que se realizó la toma. Se tamizó toda la luz a través de un difusor de casi un metro para incluir el fondo en su sombra.
__________________________________
105 mm macro a f/8 durante 1/200 s
Difusor Lastolite Trigrip y flash en modo manual
Procesada con Nik Color Efex y por zonas.
Trípode Leofoto LS-323C y rótula Leofoto LH-40PCL