La fotografía de paisaje, sobre todo la nocturna, tiene mucho de planificación y de paciencia. A veces toca esperar varios meses para que todo encaje.
En esta ocasión estábamos esperando a que bajara la marea para poder acceder a la isla donde se construyó esta ermita, iluminada desde atrás por una luna en cuarto. Tras su puesta queríamos captar el centro de nuestra galaxía a la izquierda de la construcción, con las luces de Ferrol al fondo.
Para aprovechar el tiempo estaba preparando una circumpolar cuando, de repente, en una de las tomas aparición una estrella fugaz de buen tamaño, a juzgar por el brillo que dejó a su paso.
En estos momentos de tranquilidad pienso en la enorme distancia que ha podido recorrer esta materia y lo grande que es todo esto.
Después pienso que igual era algún tornillo de basura espacial y en como estamos poniendo nuestro propio planeta.
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16 mm a f/4 durante 20 s a ISO 6400.