Hace unos días se acercó una nube perdida a estas tierras. Entregó su esencia para aplacar un poco la terrible sed que sienten nuestros bosques y ríos. Su sacrificio quizá permita que el verde encuentre el camino de regreso a casa.
Fue muy poca cosa, la verdad. Hoy llueve con más rigor. Por eso tengo esperanzas de que las pozas de los ríos vuelvan a sentir el frescor del agua jugando en su regazo, regresando a su gran hogar.
Paseamos, como pasean los cansados, por un pequeño sendero con arbolado de ribera. No pude evitar pararme en este tronco que se desprende de sus células muertas para concentrarse en crecer hacia las nubes.
¡Cuánto se puede aprender de todos los seres vivos si tenemos ganas de entendernos con ellos!
Mi compañera, Anabel, y yo disfrutamos mucho de este paseo con ese olor a tierra húmeda que tanto nos gusta. Ahora se ha puesto de moda su nombre: petricor. A ver si sirve para que más personas sepan de su existencia y lo aprecien como fuente de vida.
De todas formas esta obsesión por nombrar, por etiquetar todo no creo que sea lo ideal. Me gusta más seguir la idea de George Santayana cuando decía:
” , “.
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Río Belelle, A Capela, A Coruña
Filtro polarizador.
Editada por zonas en Photoshop para controlar el contraste y la saturación.
Trípode Leofoto LP-284C Poseidón y rótula Leofoto LH-40PCL