Agua saltarina
Creo que casi todos los fotógrafos tienen un tema preferido. El mío, sin duda, es el agua.
Normalmente trabajo con tiempos de exposición muy largos, incluso utilizando filtros de densidad neutra.
Pero en cada imagen que pretendo traer con mi cámara me planteo cual es la mejor estrategia para que el resultado sea el que pretendo. Me gusta que lo que me llama la atención también lo haga en la fotografía que enseño.
En esta ocasión lo que me llamaba la atención era la suavidad de los tonos de la puesta, la atmósfera de la calima que elimina los negros más puros del contraluz y las gotas de agua que salpicaban el cielo.
Así que me situé en una posición en que la parte más clara de las olas, la que atrae más la atención en la toma destacase claramente contra la roca del fondo, sin recortar nada importante.
Repartí los elementos siguiendo un esquema clásico que me gusta mucho, el de triángulos. La masa clara de agua y la roca del fondo se ubican justo en la diagonal mayor, La diagonal menor de la derecha coincide con la dirección que marca el agua al salpicar, mientras la otra diagonal también pasa por la arista del primer plano, otro potente atractor visual.
Así que por esta ocasión me olvidé de conseguir sedas y movimientos en el agua y elegí un tiempo de exposición que congelara todo lo posible las olas y transmitiesen la sensación de un tiempo efímero capturado para la eternidad.
Óptica de 200 mm a f/5,6 durante 1/3200 s
Playa de Arnia (Cantabria)