Islandia es tierra de agua y de volcanes y en el cráter de Kerid se alían los dos.

Kerid se encuentra en la región volcánica de Tjarnarhólar y lleva allí desde hace nada menos que 6500 años, así que es un jovenzuelo.

El volcán y su laguna son uno de los destinos más frecuentes y fotogénicos para los turistas que visitamos la isla. Un camino muy accesible rodea el cráter y nos permite bajar hasta el agua, que en invierno se congela.

Me llamó la atención el fuerte contraste entre los tonos rojizos de la roca (explotados en una cercana cantera), los azules turquesa del lago y los verdes de los musgos que tapizan amplias zonas de las laderas. Rojo, azul y verde, los tonos primarios, forman una composición cromática en triada.

Mientras paseábamos encontré una pequeña zona donde unos arbustos otoñales incorporaban algo de rojo al primer plano. Situé el trípode para otorgarles una especial importancia en el encuadre.

Había algunas zonas más majas de musgos pero el entorno, con una carretera poco fotogénica limitaba la elección del fondo. Por eso opté por una profundidad de campo relativamente moderada, para enfatizar lo más interesante.

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16 mm a f/7,1 durante 1/18 s con ISO 160
Filtro polarizador.
Ajustes por zonas para que el cielo no tenga demasiado protagonismo.
Trípode Leofoto LP-284C Poseidón y rótula Leofoto LH-40PCL