Hoy comparto una de esas fotos que denomino como sosas. Imágenes que no tienen una gran luz, ni un gran impacto inicial. Composiciones sin gran complejidad ni momentos espectaculares. Son tomas que hay que mirar con calma para entenderlas, que no destacan en nuestro rápido deambular por las redes sociales.
Son como la vida misma: construida por pequeños instantes que adquieren sentido a la luz de los años.
Mucha gente se pierde en su propia realidad buscando grandes emociones, esperando grandes cambios que, cuando llegan, son incapaces de mejorar nuestra felicidad.
Tras un buen rato paseando por la costa, con una marea muy alta que hizo mar las dunas, el sol asomó, muy tímido, entre densas nubes.
Poco a poco fue perdiendo su timidez y contagió su alegría a las nubes más altas y a la arena húmeda del primer plano. Algunas personas son así, capaces de impregnar con belleza su entorno. Otras, por desgracia, solo consiguen lo contrario.
Me gustan las fotos sositas, porque me recuerdan a estar aquí y ahora. El estímulo fue suficiente para animarme a sacar la cámara y plantar el trípode.
Os copio una cita, muy conocida de Charles Chaplin, pero que me gusta mucho y creo que encaja un poco:
“La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos.”.
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San Jorge – Ferrol
24 mm a f/11 durante 0,6 s con ISO 160
Filtro Polarizador, con poco efecto para no perder los reflejos.
Trípode Leofoto LP-284C Poseidón y rótula Leofoto LH-40PCL
Ajustes por zonas en el procesado.
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