Los helechos, esos seres verdes y exquisitamente frondosos, son auténticos supervivientes frente a la adversidad de la sequía.
Cuando el sol abrasador y el calor agobiante deshidratan todo a su paso, los helechos, en lugar de marchitarse y rendirse, entran en un estado de latencia, reduciendo su crecimiento y conservando la humedad en sus tejidos. De esta manera, resisten el estrés hídrico y esperan pacientemente la llegada de tiempos más húmedos.
Hoy han llegado unas pequeñas lluvias que han inundado los musgos y los prados, ofreciendo una prorroga. Este paseo al lado del río, que nos ampara del calor estival todos los años, ha cambiado drásticamente de un día para otro. Hoy huele a tierra húmeda, a salud del campo.
Pero para este helecho, adherido a un tronco añoso, ya ha llegado el otoño. Si se enfrenta a varios años tan adversos acabará vencido en esta lucha desigual.
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Río Belelle – A Capela, A Coruña