Una buena parte de los fotógrafos asocian su actividad con el buen tiempo.
A mí me gustan especialmente los días lluviosos para las fotos que suelo hacer. El agua consigue que las texturas se hagan más patentes y los colores más saturados.
El olor que emana del bosque en un día de lluvia también es muy agradable y disfruto mucho haciendo fotografías en nuestra húmeda Galicia.
Sin duda hay que proteger el equipo, incluso con alguna bolsa para lluvia, secar constantemente la lente frontal, nos enfriamos y es mucho más incómodo acceder a los sitios y trabajar. Pero aún así os recomiendo que lo probéis, sin miedo y con la ilusión de conseguir fotos muy diferentes para vuestro archivo.
Compositivamente recurrí al marco natural que proporcionan los árboles del primer plano, muy oscuros, que dan tridimensionalidad a la toma y contrastan con la parte clara de la cascada.
Nikon D800 con Nikkor 16-35 1:4 a f/13 durante 1,5s con polarizador.
Procesado por zonas y enfoque de textura.
Río Castro (A Coruña, España)