Bajo la oscuridad de un paraguas, que protege las orejas y el equipo de un agua menuda, persistente y necesaria llegamos a esta sencilla cascada.
Nos guía un bosque decorado por un musgo que rezuma vida, verde y que logra que olvidemos los colores del otoño.
Varios hilos de agua cristalina se deslizan, mansos, por las rocas, creando un velo verde intenso gracias a la profusión de musgo que las cubren.
Un espacio perfecto para conectar con la naturaleza y dejarse inundar por la belleza de un paisaje abandonado por los turistas.
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Taramundi
16 mm a f/10 durante 1/2 s
Trípode y polarizador