Hace algún tiempo que hicimos esta foto con Pablo Mauriz, es un pequeño riachuelo cercano a la aldea donde nacieron sus padres.
 
A los dos nos pareció que faltaba algo de agua y que con los colores otoñales quedaría genial. Pero desde entonces no se han conjugado las opciones para conseguir mejorar el resultado.
 
Seguro que esta primavera, con las primeras hojas completando la paleta de verdes, puede ofrecernos otra oportunidad si llueve lo suficiente cuando pase este tiempo tan raro.
 
Estaremos pendientes pero mientras os muestro la primera toma que realizamos del sitio. La he encontrado seleccionando las imágenes finales para nuestro próximo libro, del que pronto os hablaré .
 
A fin de cuentas la fotografía de paisaje consiste en soñar y volver siempre que se pueda una y otra vez a nuestros sitios preferidos con diferentes luces… ¿verdad?