Los días nublados a veces nos deparan grandes momentos. La luz consigue abrirse camino desesperadamente y nos sorprende con un hermoso atardecer.

Ese día de otoño fuimos un pequeño grupito de fotógrafos que tenían poca confianza en mi pronóstico de que aquel cielo completamente cerrado podría mejorar a última hora.

Al final hubo suerte y los cuatro nos trajimos algunas fotos interesantes. ¿Quizá sea el universo conspirando para hacerme feliz como tanto oigo últimamente?

Es cierto que se puede poner el sol y los fogonazos donde a uno le apetezca, pero sigo prefiriendo la realidad y estar allí cuando todo coincide, aunque la composición no sea la idónea.
En realidad el sol siempre está ahí, pese a que no lo veamos, aunque no nos caliente, sigue cumpliendo su trabajo.

Es algo a tener en cuenta cuando las cosas parece que están mal, quizá van a su ritmo y sin tener mucho en cuenta si hay un fotógrafo intentando encontrar su foto del día. Creo que al universo le deberían de preocupar otras cosas más urgentes que estos pequeños seres de este lejano planeta.

Al final quizá todo sea como esta puesta, unos solo se fijan en la luz y otros en las sombras… Pero en la vida todo son luces y sombras, disfrutarlas a su ritmo es lo importante.
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Playa de Ponzos – A Coruña
24 mm a f/11 durante 10 s.
Filtro ND y Polarizador