Cuando empezamos a hacer fotografía macro solemos encontrar tantas dificultades que conseguir una toma correctamente enfocada ya es un auténtico logro.

La práctica hace que en poco tiempo este proceso se simplifique y llega la hora de preocuparnos de la luz que utilizamos, el auténtico protagonismo de casi todas las grandes fotos.

Siempre oímos que los días nublados son los ideales para macro. Aportan una luz suave y con pocas sombras. Pero esto significa fotos también demasiado planas. En estos casos suelo utilizar un flash para generar volumen o cartulinas, dependiendo del sujeto.

En este caso he optado por una cartulina blanca que da brillo a la seta (Amanita muscaria) y otra negra que oscurece el fondo y la parte derecha de la misma. Os pongo una toma del making of para aclararlo mejor.

También aparté unas hojitas del fondo que llamaban mucho la atención que debe tener en exclusiva la seta.

 

 

 

 

 

 

 

 

Nikon D800 con Micronikkor 105 1:2,8 a f/11.
Río Castro (A Coruña)