Los días en que la niebla se apodera del bosque da la impresión de que todo es posible dentro de ese ambiente mágico. Los colores se saturan al tiempo que las luces altas se desdibujan entre las ramas mientras la vida parece fluir con la humedad.

 

Me encanta pasear por los bosques impregnados en niebla, buscando ese punto en que el primer plano todavía conserva una buena nitidez, que se decae con la distancia, confiriendo a la toma una hermosa perspectiva atmosférica.

 

En el procesado podemos optar por recrear la luz fría que nos rodea o llevarla a unos tonos más neutros que transmitan algo más de calidez. Normalmente suelo optar por esta última opción, que refleja mejor las sensaciones que atraviesan mi cuerpo al fotografiar en este ambiente. Aunque las manos se queden heladas al cabo de un rato siempre recuerdo la experiencia con agrado.

 

Bosque de Laurisilva en el norte de la isla de La Palma

20 mm a f/11 durante 1 s. Filtro polarizador.

Ligero efecto Orton aplicado selectivamente a las luces.