Muchas veces nos obsesionamos con mantener el formato que impone el sensor de nuestra cámara y creo que debemos intentar escapar de esa forma de ver la fotografía.
 
Cada formato aporta unas ventajas y si las aprovechamos bien seguramente conseguiremos mejores resultados.
 
En esta ocasión opté por una toma cuadrada para captar una imagen muy minimalista. Apenas la componen tres elementos: agua, roca y arena.
 
La roca se comporta como un punto (o una forma para los más puristas), la arena y el agua aportan textura, siempre interesante para el ojo y el cerebro. En el procesado se enfocó adecuadamente para realzar esa impresión.
 
Utilicé un flash con filtro cálido (CTO 1/2EV) para centrar la atención todavía más en ella, intentando añadir contraste entre el primer plano, cálido, y los tonos más fríos del horizonte. La arena más oscura se comporta como un viñeteador natural, ayudando a centrar más la atención en el primer plano, evitando que la mirada salga por el lado derecho del encuadre.
 
La roca se dispuso de forma que la diagonal que insinúa nos dirija al vértice del cuadro; las olas de la derecha mantienen la misma dirección para la mirada a través de la línea curva que forma la ola rompiendo.
 
Al final incluso las tomas más sencillas tienen una buena cantidad de elementos compositivos que tenemos que saber aprovechar en nuestro beneficio.
Simplemente hay que pararse un poco a observar lo que nos rodea y a pensar en lo que deseamos transmitir. Aunque a veces, inmersos en un paisaje que nos queremos llevar a casa no es fácil, ¿verdad?
 
Playa de Ponzos (Ferrol – A Coruña)