Esta tarde hemos estado dando un paseo por la costa. No puedo caminar todavía por sitios complicados. Por fortuna, cerca de Ferrol contamos con pistas que bordean el mar y nos permiten admirar su rudeza sin esfuerzos.
Tampoco puedo cargar con el trípode y la cámara, y la verdad que el cuerpo tampoco me lo pide. Es época de pensar y de descansar, de buscar nuevos retos y reflexionar mucho.
Pero el alma de un fotógrafo se resiste a traer un recuerdo cuando se experimentan sentimientos de libertad, cuando se siente en la cara el viento cargado de sal.
Así que recurro a mi fiel y socorrido móvil mientras algunos fotógrafos de verdad sacan partido de la escena con sus flamantes equipos y me miran un poco por encima del hombro.
Foto realizada con móvil y editada en Photoshop.