El crocus es una planta que me gusta especialmente, muy fotogénica casi en cualquier situación. Es una flor delicada a la que las luces altas no le sientan muy bien. Sin embargo las luces difusas o el contraluz la destacan en todo su esplendor.
Para realizar la toma acerqué unas cuantas hojas otoñales para conformar un fondo que tuviese unos tonos parecidos a los de la flor, manteniéndolo suficientemente lejos para formar una mancha de color desenfocada que no reste importancia al sujeto principal.
Para conseguir una luz uniforme hice sombra con mi propio cuerpo, mientras unas cartulinas blancas arrojaban algo de luz sobre la flor, manteniendo el fondo ligeramente más oscuro.
Os pongo una foto del making off, por si la consideráis de interés.
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Óptica macro de 105 mm a f/8 durante 1/5 s.
A Coruña