Hoy hemos ido a fotografiar una bonita ciudad amurallada con su castillo en lo alto, finalizando unas vacaciones que empezamos con una total libertad de movimientos que se van limitando día a día.
Un árbol y una puesta de sol se han interpuesto en nuestro camino y he tenido que entretenerme con ellos.
Monté un par de filtros de densidad neutra en un tele de 300 mm para conseguir que los tonos del fondo de mezclen en una preciosa paleta de colores pasteles.
Mientras esperaba que el sensor recogiera toda la luz que ofrece un largo minuto de silencio recordaba una frase de René de Chateaubriand:
“Los bosques preceden a las civilizaciones, los desiertos las siguen”.
Mi árbol, mi modelo, era un viejo solitario, un superviviente en un campo de cultivo. Sin duda necesitamos alimentos, pero también bosques. Es un complejo equilibrio que no estamos ganando.
Mientras iba cambiando parámetros y composiciones me sentía un poco como este árbol: raro y apartado de la sociedad. Un arisco fotógrafo que escapa del contacto con los de su especie, intentando resistir este largo camino, esperando a que soplen vientos más venturosos.
Como no me traje ordenador para procesar las fotos y quería compartir este momento, he sacado una toma con el móvil. Ya os enseñaré la que hizo la réflex, que en pantalla lucía bonita.
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Foto realizada con el móvil y editada en Photoshop.
Calatañazor – Soria